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Itinerario de un acto osado – Capítulo I: Mea-culpa

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Tony Cantero Suárez by Ariel Arias.

Solo quienes por décadas hayan vivido activados y anotando mentalmente ausencias y presencias  línea por línea, podrán al cabo del tiempo, rememorar el pasado con paciencia y pragmatismo, sin miedo a caer en la puerilidad intima de sus existencias especificas. Y hasta relativizar lo vivido aderezando los elementos pretéritos de la historia, de letras con poesía que sirvan a crear una leyenda rítmicamente concebida y auténticamente verídica, que interese más por la dimensión de las aristas propiamente descritas en el cuadro, que por la belleza de la fotografía expuesta. Valgan claro está aclarar, lo sentido, visto, escuchado y hecho durante ese pasado que en recuerdo atraemos del olvidos. Valgan claro está decirlo, los argumentos de peso y los sueños osados, por complejos que son estos. Que en algún momento, efímero como el viento, vemos que hemos cumplimos al leernos.

En fin, todo se hace realidad algún día y a la hora precisa, ya que hasta la muerte es parte de la vida.

Eso sí, pienso que quienes no se precien de describir sobre cuartillas y al pie de la letra la realidad de sus vivencias diarias, sin edulcorarlas a la vez con rabia, magia y pesadillas individuales y colectivas acaecidas en su entorno y en el de segundos y terceros, solo se contarán a sí mismos la complejidad de sus rutinaria existencias. No más, ya que para dar lecciones están los maestros, no más.

Sermón que a pocas personas inteligente interesará, justo porque todos vivimos a nuestras meras maneras de ser y pocos tenemos algo que contar que verdaderamente salga de la rutina diaria y cree la polémica en todas las esquinas de la villa, procurando la atención, incluso, de con quienes no convivimos y de con quienes no compartimos experiencias y principios. Quiero sinceramente expresar, que a mi manera de ver las cosas, quienes falta de altruismo y empatía solo se preocupan por teñir de lirismo los lunares de sus nalgas mal situadas. Y persisten a apuntar sus testimonios desde puntos de vistas tan apasionados como sus exigencias y prerrogativas pasadas, presentes y futuras, solo lograrán exponer públicamente sus desdichas más profundas y sus alegrías más locas y fantasmagóricas. Sus quimeras utópicas más confusas y su poca voluntad para reconocer que la aventura humana, es un compendio de estrofas articuladamente calculadas. O no, pero igual lleno de miedos y de dudas resueltas, o no, que realzan el valor a nuestras cerebrales cabezas huecas.

Y es que quizás de manera fulminante, pero efímera, el romance taciturno de sus andanzas urbanas será encerrado en una urna mediática hecha de cristal opaco, que será a su vez, limitadamente encomendada a una vía de astros apagados, por quienes anden buscándole fuerza a sus quebrantados y podados gajos, para así verse reflejados en hecho realizados por sus héroes momentáneos, plantados como árboles ornamentales. Resumiendo, cada itinerario descrito tiene su parte de plagios autorizados y de conceptos estratégicos obsoletos. Y cada nuevo recuerdo, la imagen agotada de los años pasados, remontando nuestros actos y desmontándolos en párrafos abstractos, para que quienes quieran vengan a leerlos, para amarlos, o a criticarlos con desenfado.

Así, por ejemplo, quienes escribimos a diario sin mirarnos con nuestro ojo ciego, muchas veces nos quedamos soñando despiertos y sentados como muñecos de hueso, reflexionando frente a un teclado negro moderno y una pantalla de diámetro tecnológico exagerado, que nos traen hasta nuestros predios, otros pueblos situados en universos tan lejanos y eternos como el nuestro. Y tan cercanos como amados, por ser nuestros y no extranjeros, aunque de estos nos encontremos separados por kilómetros de océano. Es entonces, que del modelo existencial convencional y programado que poseemos los humanos, como signo distintivo. Y del lógico calendario amnésico que todos tenemos guardado en el recuerdo activo, que extraemos partes de sueños y objetivos consumados, verídicamente realizados, no dogmaticos y tan respetables como para ser contados en libros donde la prosa adhiera al verso. Y la verdad se vea asignada a un mejor sitio que en un himno.

Es en ese sentido y no en otro menos ficticio que discurrimos en lo hecho por nosotros mismos, lo digo por la justeza de las cosas que pueden eventualmente ser leídas al aire y sin miedos, ya que en definitivas cuentas podrán ser reproducidas al dedillo, en el testamento menos ficticio de nuestros compañeros de fortunio de la época. Hablo bien entendido de esos que otrora nos acompañaron y que hoy por suerte, aun no están muertos para poder probarlo. Por lo que si pueden culpabilizarnos por lo dicho, entonces, quien haya osado contar, solo tendrá que cargar con la culpa, asumiendo lo ya hecho como pretérito de un párrafo aventurero, protagonizado por nuestro amo y señor tiempo.

Es en este sentido y no en otro, que me adentro en mis recuerdos, para extraerle cuentos con sentido a mi cerebro.

Picture by Ariel Arias

Web du photografe: http://500px.com/ariasphotos



Archivado en: Narrativa

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